Eduardo Castillo Canalejo • 2 de diciembre de 2019
Cuando somos incapaces de cambiar de frecuencia
La realidad viene determinada por nuestra individual forma de percibirla. Depende de qué molde de pensamiento sintonicemos. El sistema de moldes mentales provoca que realicemos atribuciones de significado que tienen más que ver con nuestros esquemas previos que con la realidad.
La realidad se transforma según esos estilos previos y es aquí donde "la experiencia"
podría jugarnos una mala pasada. Llegamos a conclusiones sesgadas, a "status de opinión"
y a clasificaciones de la realidad (y de las personas) que pueden provocar errores cognitivos y emocionales considerables.
Imaginemos que nuestra frecuencia establecida es del tipo "parece que nadie llega a sentir y a entender lo que yo siento, lo que yo pienso". Cualquier estímulo, por mínimo que sea, es tamizado de tal manera que se transforma en consonancia cognitiva con el molde.
Todo lo que percibamos estará filtrado por dicha frecuencia y hará que condenemos una y otra vez nuestro sistema de respuesta. Distorsionamos la realidad y la ajustamos a dicho molde.
La respuesta vendría por un análisis de nuestros filtros de pensamiento, por nuestros esquemas fijos, por nuestras etiquetas personales e interpersonales.
Dejaré para otro post las posibilidades de gestión de dichas frecuencias y la limpieza de los registros erróneos.
El cambio de estación es un motivo más que de peso para proponerse cosas. Ya sea empezar a comer mejor o limpiar y ordenar el garaje, le ofrecemos algunos consejos para llevarlas a cabo con éxito.